Siento en la distancia
tu frialdad
ya no me estás
contestando.
Temo que se caiga el
vaso y hecho añicos
despedace ésta mi
pasión por ti.
No me dejes, ¡oh no me
dejes
sin tu piel sobre mi
piel bajo mi piel!
Sin tu agradable
compañía de los lunes
ni tus interminables
fascinantes charlas que no comprendo
pero amo.
Correré a buscarte
para pedirte que
persistamos en esta
desnuda maravilla nuestra,
y rasgaré tus velos
con mis uñas
y besaré tus mejillas
y tu vida
y te rogaré de
rodillas si es necesario
para que vuelvas a tus
cabales
porque no hay fuego
que arda como esta
irrefrenable sed que
nos une y nos inventa.
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