Cada amanecer
miro a mi lado y triste
te recuerdo.
Quisiera llorar mas no me animo
a resucitarte.
Quisiera reír mas no puedo
descompaginarte.
Entonces cuando abro la ventana,
los pájaros me saludan en tu nombre
me asalta la dulzura del jazmín
y el sol hiere mi razón con tibios besos.
Y sé, que en la presencia de tu ausencia eterna
transcurre la historia de este mundo.
Quien quiera puede verlo como esto
quien quiera puede simplemente ciego
perderse el misterio, la fiesta y la alegría.
Extática alegría que sincera
explota al comenzar el nuevo día
transcurre dulcemente hacia el ocaso
y sueña en mi mente cuando duermo.
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